A veces sacar los pedales no es tan fácil como parece. Yo personalmente me he roto dedos, perdido uñas y más de una vez me he terminado enterrando los dientes del plato. Con los años he aprendido a sacar los pedales.
Lo más importante es saber hacia dónde debes girar para soltar y para apretar. Aquí he descubierto 2 metodologías. La primera es que se aprietan para adelante y se sueltan para atrás. Así de simple. La segunda sugiere que el pedal derecho funciona como todos los pernos o tuercas: se aprieta para la derecha y se suelta hacia la izquierda. Como las manecillas del reloj, para que no lo olviden. El pedal izquierdo es al revés de lo habitual, es decir se aprieta hacia la izquierda y se suelta hacia la derecha. De hecho, están diseñados así para que con el pedaleo no se suelten e incluso se aprieten un poco. ¿Claro? Espero, ya que me parece que por lejos esto es lo más importante que hay que saber.
En segundo lugar, asegúrate de tener y usar la llave adecuada. La mayoría de las veces necesitarás una de 15mm abierta en el extremo. Sin embargo, también pudieras requerir una de 9/16 pulgadas. Alternativamente puedes usar una llave Allen de 8 mm o incluso también las hay de 6 mm. Mira el interior de la biela y verás un hoyo en el extremo cuando la alternativa de usar una Allen es factible. Por lejos, recomiendo invertir en una “llave de pedal” diseñada para esta tarea, ya que es más angosta y más larga para lograr una mejor palanca.
Si en un primer intento la cosa se complica, te sugiero que no lo pienses mucho y uses WD-40. Rocía un poco donde los pedales se encuentran con las bielas y déjalo que se asiente durante cinco minutos y vuelve intentarlo.
En casos más extremos hay trucos que se sugieren. Por ejemplo, amarrar el pedal contrario a la vaina de la bicicleta para inmovilizarlo y muy gradualmente ir aplicando fuerza al pedal que se quiere sacar. Puedes agregarle un tubo a la llave o a la Allen de tal forma de alargarla y así poder ejercer mayor torque.
Cuando apliques fuerza, hazlo con cuidado para no dañar la biela y tampoco tus manos. Incluso se sugiere darle golpes cortos y suaves con un martillo de goma o un martillo cubierto con algo que proteja la biela. Si tienes guantes, úsalos.
Una vez que instales los nuevos pedales, no permitas que te vuelva a pasar lo mismo y aplica un poco de grasa al hilo de los nuevos pedales antes de atornillarlos a la biela. No sólo facilitarás futuros intentos de sacar los pedales, sino además evitarás los molestos crujidos al pedalear. Recuerda colocar los pedales del lado que corresponden. La mayoría de las veces están marcados con una “L” o una “R” para indicar que van al lado izquierdo o derecho respectivamente.
Puedes girarlos con la mano y hacer un apriete final muy suave con la llave. Recuerda que con el pedaleo se terminan de apretar y no hay ninguna posibilidad que se suelten.
Hay otros trucos que yo nunca he usado, pero por ahí juran que funciona. Por ejemplo, el aplicar calor con secador de pelo. La lógica detrás de esto es que la biela (normalmente de aluminio) se dilata con el calor más rápido que el acero (eje del pedal) y facilita el sacado. Incluso puedes meter el pedal y la biela en una palangana de agua muy fría con hielo y luego le aplicas calor.
No olvides llevar en tus viajes las herramientas necesarias para ejecutar todo este complicado proceso y no tengas que volver a casa con un extraño bulto al costado de tu bolsa de bicicleta.
por Ricardo Cumplido (Viernes 24 de noviembre de 2017)