Tuve la increíble oportunidad de usar y testear por algunas semanas en terreno el relativamente nuevo sistema de frenos de disco en bicicletas de ruta. Me refiero a la bicicleta Tarmac Expert de Specialized con frenos hidráulicos Shimano BR-785 adelante y atrás. Los frenos de disco han sido utilizados desde comienzos de siglo con éxito en el MTB y en el Ciclocross. En ruta, los primeros modelos aparecieron en 2013 y 2014 y su presentación en sociedad fue en la feria Eurobike de 2014. Sin embargo, cuesta entender por qué llevamos tanto tiempo esperando la autorización, desarrollo e implementación de los frenos de disco en bicicletas de ruta y contrarreloj en forma masiva.
Desde que salieron al mercado en la discusión se da vuelta en los mismos temas: reglamento, peso, aerodinámica, riesgo de cortes, calentamiento, mecánica, mantención, precio y, por supuesto, capacidad de respuesta en seco y mojado. Trataré de responder cada una de estas preguntas en unas cuantas salidas a terreno y averiguando por aquí y por allá con los que más saben.
Desde el punto de vista reglamentario la UCI ya aprobó su uso y su implementación ha sido controlada desde 2015 para aplicarlos sin restricciones a partir de 2017. Los equipos Lampre y Direct Energie presentaron sus equipos en la Paris-Roubaix con frenos de disco.
Era obvio donde iba a ser mi primera salida: Farellones. Subí más rápido que nunca para probar los famosos frenos bajando. Con los frenos tradicionales normalmente llego abajo con las manos adoloridas y un poco acalambrado, debido a que bajo fuerte y frenando mucho. Desde la primera curva sentí la diferencia. Los frenos de disco frenan mucho más. Tienen más poder y con un suave toque en las manillas sientes la respuesta inmediatamente. La capacidad de frenado aumenta y la distancia para un stop completo se reduce. Lo probé con precaución varias veces y es notable la diferencia. La confianza aumenta y creo que tiendes a ponerle un poco más para abajo. Las manos también te lo agradecen. Este concepto de poder debiera ser incluso mas importante en ciclistas mas pesados, digamos de 80 Kg. para arriba.
Me preocupaba la sensibilidad. Leí por ahí algunas críticas respecto de que se requiere tiempo para regular la sensibilidad de frenada, incluso en algunos foros se habla de accidentes por el frenado demasiado en seco. Salí de la casa con precaución frenando muy suave. A las 2 cuadras ya me sentía cómodo y seguro de cuanta fuerza debía aplicar. La sensibilidad, modulación o control, como se le dice normalmente, no es muy distinta de los frenos tradicionales. De hecho me parece que el control es mucho mejor y más consistente. Habitualmente cuando cambio rueda se me olvida ajustar los frenos tradicionales y recién me doy cuenta en la primera frenada lo cual es muy peligroso. Ese problema esta resuelto con los frenos de disco ya que estos no se regulan para sacar la rueda.
Si hacemos un resumen hasta ahora diremos que definitivamente los frenos de disco frenan más, mejor, con una mejor graduación o control y con un menor esfuerzo. Pero hay más.
Quisiera aclarar que los frenos en cuestión son del tipo hidráulico que se distinguen de los mecánicos, que funcionan con un cable por tensión. Los hidráulicos en cambio funcionan con un aceite que por presión, en un sistema sellado, ejerce fuerza sobre el disco con pastillas de freno. Tal como funcionan los autos o las motos. La gracia es que ambas pastillas actúan al mismo tiempo y balanceadamente. En los tradicionales habitualmente una de las pastillas toca antes y de hecho no siempre se gastan parejo.
Una de las mayores ventajas de los frenos de disco se presenta en situaciones de lluvia (reconozco que no tuve oportunidad de probarlo, por suerte) cuando los frenos se mojan. Sabemos por experiencia que la capacidad de frenado tradicional disminuye brutalmente especialmente con perfiles de carbono. La capa de agua que separa la pastilla de freno con el aro impide un contacto pleno y retrasan la fricción. En este punto los frenos de disco ganan por paliza. Son mucho más consistentes y confiables.
Desde el punto de vista técnico una diferencia clave es que en los frenos tradicionales la fuerza es aplicada en el aro exterior de la rueda, mientras en los frenos de disco se aplica en la pequeña placa ubicada en el eje de la rueda. Esto tiene varias consecuencias en el mediano plazo. Por ejemplo, sin la necesidad de acomodar los frenos en la horquilla o los tirantes traseros es muy probable que empiece a cambiar el diseño en esas areas con configuraciones más aerodinámicas. De hecho ya se habla de la posibilidad de ofrecer ruedas un poco mas anchas para ganar en confort y agarre.
Aunque son levemente más pesados que los frenos tradicionales (aproximadamente 300 gramos), la industria apuesta a la aparición de modelos más livianos. Sólo es cuestión de tiempo. Además hoy por hoy las bicicletas llegan a los niveles mínimos permitidos sin mucha dificultad de manera que no son los frenos el problema.
Un aspecto que genera muchas preguntas es el tema de la mantención. A diferencia de lo que se piensa, la mantención es más sencilla y más barata. Por un lado, el hecho de ser un sistema cerrado sugiere que no está hecho para ser manipulado, regulado o intervenido de alguna forma. De hecho no esta contaminado por elementos externos. Eso es bueno. Los frenos de disco tienen menos piezas, menos tornillos y en consecuencia requieren menos mantenimiento. Evidentemente una vez al año se sugiere reemplazar el líquido y sacar las posibles burbujas en el sistema. Las pastillas de frenos son más caras, sin embargo, duran muchísimo más de manera que al final una cosa por otra es más o menos lo mismo.
Otra discusión un poco artificial a mi gusto es la relativa al tema de seguridad. El accidente de Fran Ventoso en la Paris-Roubaix a comienzos de año reabrió el tema y puso a los frenos de disco en el ojo del huracán. Ni siquiera se sabe si fueron los discos de un corredor de otro equipo el culpable del corte de Ventoso. Lo raro es que en el MTB y en el Cross hay más caídas que en la ruta y también se pedalea en pelotón. Para ser franco yo le tengo más miedo al plato, al piñon, a los rayos cortados, pedazos filudos de carbono, etc. La verdad son muchas las cosas que te pueden cortar. También se critica la temperatura que alcanza el disco en una bajada de un puerto importante. Leí por ahí que no es muy distinto de la temperatura del aro de aluminio o carbono tradicional.
La discusión de la aerodinámica tampoco tiene mucho sentido. Estudios recientes en tuneles de viento demuestran incluso lo contrario, ya que sin la necesidad de los puentes de freno la bicicleta puede ser completamente rediseñada desde una mirada de mayor eficiencia aerodinámica, especialmente porque en el cabezal de la horquilla como en la parte alta de los tirantes traseros se forman importantes turbulencias. Es cierto que con vientos laterales los frenos de disco ofrecen una leve mayor resistencia, pero nada relevante.
Un aspecto interesante de resaltar es que el freno de disco no se ve afectado por una rueda desentrada o cuando se corta un rayo ya que el sistema se agarra del eje de la rueda. Eso si debemos evitar golpear el disco ya que lo podemos deformar. Ojo que las masas para recibir discos de freno son distintas a las tradicionales, por lo cual si quieres cambiarte de un día para otro deberás cambiar las masas o definitivamente cambiar las ruedas.
Como conclusión puedo decir que los discos de frenos definitivamente llegaron para quedarse. Es un tema de tiempo. Tienen más poder y una vez acostumbrado el control es mejor. Se comportan igual en seco o con lluvia. La mantención es más fácil. Son seguros. No afectan la aerodinámica. El peso y el precio son similares. Esta combinación de beneficios hace de los frenos de discos una opción más que recomendable. Necesaria.
por Ricardo Cumplido (Viernes 24 de noviembre de 2017)