Race Report Giro del Lago 2020
Es difícil escribir un Race Report con la situación mundial que estamos viviendo. A raíz de esto debemos valorar más que nunca el lugar donde estamos, ser responsables y así poder seguir vibrando con este hermoso deporte, tan único y contradictorio en el sentido de disfrutar/sufrir.
El Giro del Lago es un evento único en el mundo, sólo por el hecho del lugar donde se desarrolla, el Lago Llanquihue, y su entorno natural es alucinante. Se sabe que a veces en modo competencia no se puede apreciar como merece, ya sea por ir concentrado en la ruta, hidratarse bien, comer, en la rueda de adelante o simplemente ir a fondo y que no te importe nada más. Me siento un afortunado de poder disfrutarlo todos los días, incluso en invierno cuando las condiciones no son tan favorables.
Habíamos hecho una buena preparación junto a mí partner Dulce Sánchez. Salvo un par de extras que sabíamos nos podían jugar en contra el día D.
Primero, una exigencia grande a una semana de una carrera de 168 km todos sabemos que no es lo recomendable. Pero era una invitación que no se podía dejar pasar, asistir al “día 0 de Fireflies Patagonia”, gracias Axel Brinck, todo el equipo y el team presente. Una tremenda y noble familia, ¡nos regalaron un día increíble!
Segundo, hacer viajes largos la semana previa con todo lo que eso implica, desde mucho tiempo sin movimiento, pasando por bruscos cambios de clima, mal dormir, cambio en alimentación, etc. Sabemos que no es lo mejor previo a una carrera, pero ambas experiencias sin duda valieron la pena.
Día D: Todo en orden, salvo la incertidumbre producida por las malas sensaciones físicas de la semana previa. Listos para disfrutar de un gran día. La estrategia de carrera este año era salir “fuerte” hasta Puerto Octay, para después entrar a ese falso-plano tan traicionero que nos lleva a Las Cascadas en un buen ritmo y grupo. Muy por el contrario a la versión pasada (2018), la cual era cuidarse hasta Puerto Octay y después vemos que pasa…
Mi objetivo para el día era vestirme de overol para ser el gregario del Club Línea Recta (¡tremendos!) y en particular de Dulce; el objetivo global, llegar en seis horas o lo más cercano posible. Dan la partida a las 8:30 en punto con largada “controlada” hasta Llanquihue para ahí liberarnos y comenzar el show. Primer tercio de la carrera y se me encienden las alarmas, porque mí partner no venía bien, la sentía débil para lo que venía haciendo las semanas previas (tenemos el privilegio de vivir en la zona y por ende conocemos bien la ruta).
¡Tratando de dar ánimo! Se aguantó bien el chaparrón hasta la salida de Frutillar, ahí sabía que era fundamental agarrar buen grupo para ir a mejor ritmo y no sufrir tanto, misión cumplida, enganchamos en un grupo de alrededor de 15, varios “locales” en ese grupo, lo cual fue un agrado encontrarlos ahí. Veo un pelotón grande de unos 30-40 competidores a unos 200-300 metros, sentí que había que tratar de conectar para seguir “aliviando” la pega de gregario, sin descuidar los ojos que llevaba en la espalda. Apreté un poco el acelerador hasta conectar (me sentí como Galindez en los JJOO de Sydney 2000 después de pinchar y tener que conectar al grupo de vuelta jajajaja). Se desarmó un poco el grupo en la entrada y salida de Puerto Octay entre la bajada, puesto de abastecimiento y subida. Se volvió a formar un grupo de unos 15 en el falso-plano hacia Las Cascadas y poco antes de llegar a Puerto Fonck (7 km antes de Cascadas) se sale la cadena de la “líder” del equipo y no la puedo poner al rueda, cuento corto: Hubo que parar y perdimos el pelotón… Vuelta a apretar los dientes y poner la cara al viento para tratar de volver a conectar el grupo, esta vez no se pudo.
Viene la parte que para mí es la más bonita y entretenida del circuito, todo el sector previo y también dentro del parque Vicente Pérez Rosales. Iba en eso, entre el disfrutar y que el cansancio de las piernas ya se hacía sentir, cuando me picó (mordió) una chaqueta amarilla y la C!#”$”$& que se enganchó entre las tiras del casco (holy shit!), en medio segundo el disfrute se transforma en dolor intenso y una serie de otras emociones. Por suerte fue una chaqueta amarilla y no una abeja, la historia seria otra.
Ya en Ensenada sabía que quedaba poco (30-35 km aproximadamente) así que, último “shot de carbs”, cabeza abajo para poner todo lo que quedaba, por suerte es terreno conocido, cuestas de memoria y seguramente tocaría viento en contra, obvio.
A cerrar la tricota y cruzar la Meta… Yaahuuuu!!!
Pese a toda la incertidumbre, percances y anécdotas se cumplió el objetivo principal de llegar en seis horas, no sé cómo, pero salió.
En cuanto a términos organizativos creo que pese a cambio de fecha que todos lamentamos, es muy valorable que el evento se realizó igual, teniendo en cuenta la incertidumbre que existe, hay muchos eventos suspendidos, ahora todos… ¡Una lástima! Fue un tremendo acierto el cambio de locación al Granero, acompañado de un tremendo día soleado. Quedaron nuevamente al debe con un post carrera que todos los ciclistas merecemos después de un esfuerzo de tal magnitud.
Ahora a esperar que vuelvan los eventos, ya que lamento la postergación del Grand Prix Lago Ranco, justo cuando me había auto-autorizado a soltar el freno y vestirme de líder.
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Por Esteban Ramírez (Fecha de la carrera: sábado 14 de marzo de 2020)